lunes, 29 de diciembre de 2014

Zurracapote








 Bebida de fiestas patronales, brebaje para colocón seguro, y con categoría de excelente aunque en algunos sitios lo preparan también en Semana Santa. Algún arqueólogo data su bautizo oficial hace unos cincuenta años en Calahorra pero yo le echo algún, o bastantes añitos más. La zurra, como le llaman en algunos sitios no tiene ni punto de comparación con el kalimotxo, es fruto del matrimonio especial entre una yankee y un riojano de pura cepa. A saber que ingredientes se trae la yankee. Dice su pasaporte que nació en Bilbao allá por los 70 y que en la maleta trae nuez de cola, cafeína, aromas y unos polvitos secretos que les llaman E-nosecuantos. En fin un tinto de verano a lo yankee.

La María me dice que pa ese viaje no hacen falta´lforjas, que en ese matrimonio no hace falta cura, o sea, oficiante. Que es como un arrejuntamiento, que coges una botella de yankee y otra de rioja las ajunta y ya s´han casau. Ni marcha nupcial ni leches. A beber hasta ques´acabe. Mientras hayga de los dos no hay problema.

El casorio del zurracapote es más cristiano, pensandolo bien hay que disponer de una buena cama pa consumarlo, no vale hacelo en cualquier lado. Un buen chamizo, un sitio fresco, una cuba no de las grandes, una tina pequeña o a mal un bidón de plástico con la boca ancha. Pero no es lo mismo. Y luego un buen porrón.







Porque a diferencia del Kalimotxo, que se bebe a morro de la botella o como mucho en vaso usatira,







  




  




o la sangría, prima hermana de la zurra pero más fina y de mesa, pues se sirve en jarra de cristal y con hielo,








el  zurracapote hay que bebelo en porrrón, con estilo, levantando bien el codo y echándose el chorrillo sobre el bigote.






Preparar un buen zurracapote es una ceremonia solemne como una boda. Hay que presentar a los contrayentes. Por un lado el novio, vino tinto o clarete, a ser posible de noble cuna. Como novia, agua, que se hierve y perfuma como tal con azucar, canela, limones, y su corteza. No me jodáis con eso de que es pa bautizal, qu´el novio es cristiano viejo. La novia, el agua con el azucar disuelto y aportados los aromas de la piel de limón y la canela. Después se procederá a la consumación del matrimonio mediante la unión intimísima de los ingredientes, operación en la que en caso de urgencia es necesaria la aportación de algo de calor externo para lograr resultados más rápidos.
Hay quien dice que el matrimonio no funciona bien si no hay algún entrometido por medio y a pesar de las amonestaciones pertinentes "Aquel que tenga algo que decir que lo diga ahora o calle para siempre" hay alguno que le añade melocotones, y algún generoso chorro de ginebra o ayuda espiritual del mismo graduaje con el ambicioso fin de cosechar el melocotón más grande y hermoso de la temporada.

Que quede claro que a la María no le gustan esa clase de melocotones, le gustan mucho más los blanquicos y abridores, que no necesitan ni cuchillo y con pelusica y si alguna vez llega a casa con el cogido en el chamizo ya se lo que me v´a decil. Hala, a dormila al balcón, a la fresca, q´has venido com´un ceomo.

Y se deja reposar unos días hasta que la coyunda muestra sus frutos, un licor rojizo, dulzón, aromático que fresquico entra de gloria pero que en cuanto te descuides te cantan aquello de.....
Que t´a pillao, que t´a pillao, que tá pillao el carrico del helao.........

Claro que bebido con moderación ... surte los efectos del vino riojano, que levanta el sayal......
y empina el gusano.

Salú pa tós. 
  















 http://www.google.es/memorias de una cepa.blogspot.com


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